SANTIAGO.- “Nada se le escapa a los delincuentes”
es una frase que aunque a algunos les suena un tanto drástica y hasta
exagerada parece ser cierta, y es que por lo menos en esta ciudad hasta
el uniforme de los estudiantes de escuelas públicas se ha convertido en
una pieza útil para delinquir.
Quién se negaría a abrirle la puerta de su casa o a darle unos
cuantos pesos a un joven estudiante que alegando estar haciendo un
trabajo de su escuela y estar pidiendo para una estudiante enferma del
mismo centro educativo al que asiste se pasea de barrio en barrio y
hasta toca una que otra zona residencial con varios discursos y en busca
de unos cuantos pesos con una finalidad que aunque aparentemente se
desconoce no es muy difícil de suponer.
Este es el caso del joven que fue visto en el barrio La Lotería de
aquí con apariencia de estudiante y con un folder en manos tocando
puertas con el discurso, “estoy recolectando dinero para una compañera
que está enferma y de la escuela nos mandaron” dijo Marina Méndez
residente en este lugar y quien se topó con este caso.
La señora informó además que el joven avala su información enseñando
una carta y sacando “un dinerito que me han dado otras personas de este
mismo barrio” tratando de estimular a la gente para que le den” narró.
Y como si se tratara de una coincidencia, punto de suerte o ayuda de
Dios, el mismo joven con las características que describió la señora fue
visto por periodistas de este medio, aunque en esta ocasión no con el
discurso de la joven enferma para quien supuestamente recolecta dinero,
sino tocando la puerta de una casa del barrio La Villa Olímpica de esta
ciudad para “conversar con usted un poquito con relación a un trabajo
que me pusieron en la escuela”.
Allí implementa la estrategia de tocar las puertas sin responder
cuando se le pregunta quién es “y cuando pasan unos minutos y la puerta
de la casa no se abre, entonces dice que es un joven de la escuela que
está haciendo un trabajo con unos veinticinco jóvenes más”.
“Y quién se negaría a abrirle la puerta de su casa a una persona con
apariencia de estudiante y a quien “hay que ayudarlo con su asignación
de la escuela”
Se trata de un joven que por su apariencia física no pasa de los
veinte años de edad y que vestido semiuniformado anda de aquí para allá
con un discurso poco convencedor y que despierta más de una interrogante
a quienes se topan con este caso.
“Te lo encuentras en la mañana, en la tarde, cuando empieza a
anochecer… entonces a qué hora estudia” dijo la señora del barrio La
Lotería de aquí a quien este caso le suena a engaño de delincuentes”.
Asimismo dijo que, “si son veinticinco, dónde están los otros… Por
qué anda siempre solo este muchacho y cuántas asignaciones es que tiene
de la escuela porque el discurso lo cambia en cada casa donde va”.
De su lado, Elena Balbuena quien reside en La Villa Olímpica de aquí
donde también fue visto el supuesto estudiante dijo que “es lamentable
que hasta el uniforme de las escuelas se esté utilizando para
delinquir... gracias a Dios ya uno toma sus precauciones por tantos
casos que se oyen en los medios” indicó. Y tratando de indagar si
existía la posibilidad de que se tratara de un trabajo o asignación de
algún centro educativo que tuviera este supuesto estudiante, se
contactó a la dirección Regional de educación de aquí y aunque la
directora Regional se encontraba fuera de la ciudad su asistente negó
de manera rotunda que pudiera ser cierto lo que dice este muchacho.
“Está prohibido pedir vía ningún centro educativo de la ciudad…
nosotros no le damos autorización, ni comunicados a ningún estudiante
para que salga a pedir para ninguna causa”.
Una afirmación que fue respaldada por directores de distintos
distritos de la ciudad quienes también negaron que pudiera ser cierto
el discurso de este joven.
La directora del distrito 08-03 de aquí, Claribel López dijo que “ni
siquiera para vender artículos por las calles para recaudar fondos
damos autorización vía distrital mucho menos para pedir por las
calles”.
Exhortó a los ciudadanos de aquí a tomar sus precauciones y no
abrirles la puerta a una persona que aunque con apariencia de
estudiante su intención se desconoce aunque no es muy difícil de
suponer.
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